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La manipulación del poder detrás del trono: enterramos a uno y salvamos a otro

Publicado: 2018-10-04

Por Luis Rodríguez - RMMA / 04 de Octubre del 2018 

Aprovechando la crisis política de nuestro país, los grupos de poder económico han replanteado sus estrategias y no han perdido la ocasión para hacer una remodelación de su sistema corrupto entreguista, moldeando las interpretaciones de los hechos reales a su antojo y conveniencia.

No hay ley de moralización en la vida política de nuestro país que sea posible. El sistema busca proteger sus prebendas y sus privilegios, -siempre lo ha hecho- con la anuencia del tratamiento mediático de los medios de información que manejan y la entronización en todos los poderes del estado.

La impunidad, nos ha convertido en el país más corrupto de América Latina, donde la clase política, funcionarios públicos de alto nivel, una élite empresarial y organizaciones criminales, forman parte del sistema operativo de la corrupción.

Del caso Fujimori a Urresti

En medio de una serie de denuncias de fraude electoral, de maniobras engañosas y maquinaciones para cambiar el resultado de los comicios electorales, atentando contra la real voluntad de la mayoría popular; se presentan estos dos controversiales fallos judiciales.

Las estrategias del poder económico detrás del poder político han definido sus estrategias y tácticas para la consecución de sus protervos fines; el primero sepultando al ex Presidente Alberto Fujimori para silenciar el clamor de la calle y el segundo para liberar de culpa a Daniel Urresti, candidato a la Alcaldía de Lima.

En Política no hay casualidades.

El Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Suprema, a cargo del magistrado Hugo Núñez Julca, declaró fundado el pedido de la parte civil de no aplicación del indulto humanitario en favor de Alberto Fujimori, otorgado en diciembre del 2017, por el entonces Presidente Pedro Pablo Kuczynski.

La razón de este fallo judicial es que se otorgó en medio de una serie de irregularidades, como la crisis política por la moción de vacancia que enfrentaba en ese entonces el ex presidente, la carencia de una enfermedad terminal y una junta médica cuestionable, disponiéndose su ubicación y captura inmediata para su posterior traslado a un penal para que siga cumpliendo con su condena de 25 años de prisión efectiva por los casos Barrios Altos y La Cantuta.

Por otra parte la absolución del candidato a la Alcaldía de Lima Daniel Urresti, del cruel asesinato del periodista Hugo Bustíos, pese a que “existen hechos contundentes que demuestran que Daniel Urresti, es el responsable del cruel asesinato del hombre de prensa” según el abogado Hernán Barrenechea Abarca, defensa legal de la familia del asesinado periodista.

El fiscal Luis Landa Burgos de la Tercera Fiscalía Superior Penal Nacional, había solicitado para Urresti, 25 años de cárcel, por presunta coautoría sucesiva del delito de asesinato de Bustíos, pues participó y presenció la comisión de este hecho, y una reparación civil de 300 mil soles a favor de los deudos del hombre de prensa.

Entre los elementos de prueba centrales que demostrarían la responsabilidad de Urresti en la muerte del periodista, estaban las declaraciones de la ciudadana Isabel Rodríguez Chipana, de los militares Edgardo Montoya Contreras y Amador Vidal Sanbento y el testimonio de Jesús Bernardino Gálvez quien fue llevado a Castropampa tras el asesinato de Bustíos, para sufrir torturas.

“Corrupción cero” es una utopía.

La corrupción se ha impregnado en la estructura del estado, por lo tanto forma parte del ejercicio de poder y del sistema operativo. La concentración de poder, falta de transparencia, falta de funcionamiento de instituciones de control, como los sistemas de justicia, policía, etc.; terminan deteriorando las condiciones de vida, de los sectores más pobres o vulnerables de nuestra sociedad.

Solo la movilización ciudadana, la ruptura de situaciones de impunidad históricas, la reacción de las masas, podrá quebrar la férrea resistencia de las fuerzas corruptas que intentan enviar el mensaje de que nadie está legitimado en un país como el Perú, para luchar contra la corrupción porque “todos somos corruptos”.


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RESISTENCIA

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